La exposición AGUA DOCE, cuyo montaje me fue encomendado, celebrada entre marzo-septiembre de 2014, tuvo por objeto una llamada de atención a la condición del agua dulce de ser un bien limitado. Estuvo integrada por más de setecientas piezas, desde pintura, hasta cerámica, desde aparatos vinculados al uso del agua, a videos alusivos al tema; de todo lo que ayudase a sensibilizarse sobre el tema desde una mirada cultural. Todo el espacio del edifico museo, se didico a la exposición. Se proyectaron una serie de muebles para el homenaje. Un gran prisma que se veía desde las plantas superiores estaba troquelado por «seis ríos» en cuyos «cauces» se dispusieron las vitrinas que alojaban, desde pintura a pequeñas esculturas, libros, o elementos diversos de las culturas de cada uno. Para el río Miño se realizó otro mueble, de planta circular, atravesado por un único «cauce». Así, la geometría del mueble se ve troquelada por formas orgánicas que querrían aludir a los cauces de los ríos.