La calidad arquitectónica de esta fachada barroca con ornamentación escultórica de gran valor de la familia Tomé y su relativo buen estado de conservación, limitaban la intervención a medidas de reparación, de prevención de patologías y de mantenimiento. Particularmente la parte superior, donde cobra importancia la cualidad de los morteros, el criterio de las reposiciones volumétricas de la piedra, el tono del patinado y, evidentemente, desde un punto de vista literalmente conservador, la precaución con los agentes empleados de modo que no alteren las propiedades de la fábrica.